Lxs refugiadxs que intentan entrar en la Unión Europea desempeñan un papel específico en la relación entre la UE y Turquía. Las mismas potencias europeas que invocan rutinariamente «derechos humanos» para justificar la acción militar en África y Asia (incluido Oriente Medio) niegan toda protección a lxs supervivientes que huyen de la masacre que ordenan. El régimen fronterizo de la UE es responsable de decenas de miles de ahogamientos en el Mediterráneo, mientras que Turquía ha abierto sus fronteras a casi tres millones de refugiados, más que todos los Estados miembros de la UE. La película canaliza voces que no sólo no se escuchan, sino que son inauditas en el «debate sobre refugiados» occidental, porque si Europa es el centro del mundo, no podrían existir oradores como éstxs. Son refugiadxs sirixs que prefirieron no buscar un camino hacia la UE, prefiriendo continuar sus vidas en Estambul. Estas personas no aparecen en la película; su anonimato se mantiene como precaución contra la represión y las consecuencias no deseadas de todo tipo que pudieran tener. Las entrevistas se combinan con las imágenes grabadas en Estambul, y las palabras e imágenes van acompañadas de una composición de audio experimental producida específicamente para la película que también da testimonio a las condiciones de guerra y terror que todavía no se han contado.